Donizetti nos traslada a la Escocia del siglo XVII, a las colinas de Lammermuir con una de las obras más representadas del bel canto. El compositor, ya afamado cuando escribió esta ópera, recrea la fragilidad de una joven mentalmente inestable que se ve atrapada en la enemistad entre su familia y la de su amado, Edgardo di Ravenswood.

Lucia di Lammermoor se ha convertido en una referencia del repertorio operístico, y aparece como número 19 en la lista de Operabase de las óperas más representadas en el mundo, la 11ª en Italia y la segunda de Donizetti, después de El elixir de amor.

El punto culminante de la obra es la conocida escena de la locura "Il dolce suono...", un aria con cabaletta en la que la flauta coprotagoniza junto a la solista el momento de mayor delirio de Lucia. Donizetti concibió ese momento musical con acompañamiento de un extraño instrumento llamado armónica de cristal, que dotaría a la escena de un cariz más espectral por su chirriante timbre. Muy a su pesar tuvo que recurrir ya desde el estreno a la flauta, porque no logró encontrar un músico que tocara tan peculiar instrumento. La armónica de cristal se consideró un instrumento maldito durante mucho tiempo para quien lo escuchaba y para sus intérpretes (se le atribuían efectos nocivos sobre el cerebro) debido a su penetrante sonido, aunque más tuvo que ver en esta maldición el hecho de que se fabricaba con grandes cantidades de plomo tóxico. Nosotros no correremos ningún riesgo y escucharéis la versión de flauta travesera...