Estados Unidos sufría en 1939. Todavía padecía las fatigas de la Gran Depresión y miraba con inquietud la amenaza de la guerra al otro lado del Atlántico (faltaba muy poco tiempo para la invasión nazi de Polonia), así que los estadounidenses se evadían con las películas en busca de algo de alivio.
Y así les llegó una explosión de fantasía, música y Technicolor. El 25 de agosto de 1939, la productora y distribuidora Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) desvelaba El mago de Oz.
La película, libremente basada en el libro de L. Frank Baum, El maravilloso mago de Oz, sigue las aventuras de Dorothy Gale (Judy Garland, por supuesto) después de que ella, su perro y su granja son arrancados de Kansas y arrojados en la tierra mágica de Oz.
Allí, ella y sus eclécticos compañeros (el Espantapájaros, el Hombre de hojalata y el León cobarde) deben enfrentarse a todo tipo de situaciones peligrosas, desde los monos voladores hasta las amapolas que inducen al sueño y la propia Malvada Bruja del Oeste. E incluso después de que la bruja sea derrotada, Dorothy todavía debe superar la adversidad para finalmente encontrar su camino de regreso a casa.
La película enseña muchas lecciones a lo largo de su Camino de Baldosas Amarillas. Sus personajes necesitan cerebro, corazón y coraje ante muchas adversidades y, a los ojos de algunos, la película ofrece incluso algunas lecciones cristianas en sus pliegues. De cualquier forma, lo que sí nos recuerda esta película y el libro en el que se basa es que todos necesitamos sabiduría, amor, valentía y un hogar.
OVIEDO FILARMONÍA
Lucas Macías, director
Entradas a la venta??
Precio de las localidades??