Bajo la dirección de Marzio Conti, Oviedo Filarmonía trabajó a fondo para cerrar por todo lo alto el XXII Festival de Teatro Lírico Español, con una obra de gran envergadura musical, como es la ópera Pepita Jiménez de Isaac Albéniz. Así lo apreció la crítica, que valoró el peso de la obra y la calidad de la interpretación. Como señalaba Joaquín Valdeón en La Nueva España: "Albéniz debería de dejar de ser considerado por el gran público sólo como el compositor de la suite Iberia; esta ópera es un claro ejemplo de su genio lírico, que ha merecido una producción de este excelente nivel". Y es que la expectación ante el estreno en el Teatro Campoamor de la producción con escena de Calixto Bieito era también importante. Una Pepita que proponía una crítica acerada a la iglesia catolica como instrumento de los poderes fácticos, dejando al descubierto abusos y represiones, en una puesta en escena inspirada en la España franquista.
(Foto: un momento del ensayo general de Pepita Jiménez)
Contra todo pronóstico, quizá del lado más conservador, el público aceptó perfectamente la propuesta a lo largo de las tres funciones de la ópera. Del mismo modo, la crítica celebró su interpretación (recordemos que la producción ya se conocía tras su estreno en Madrid), y especialmente el trabajo de Conti, al frente de Oviedo Filarmonía, y de la soprano Nicola Beller Carbone, al frente del elenco vocal.
De este modo, Ramón Avello valoraba en el diario El Comercio la propiedad de la dirección musical de Conti, por su conocimiento del repertorio verista italiano y de la música española: "En este sentido, es un director idóneo para esta ópera. Lleva la obra de una manera soberbia, subrayando siempre la continuidad, la tensión en el movimiento y la definición tímbrica. Una dirección muy dinámica, con mucha intensidad que, sin embargo, nunca perturba el canto".
(Foto: vista del foso del Teatro Campoamor, durante ensayos de Pepita Jiménez)
Así, la crítica valoró positivamente el control de volúmenes logrados por el foso, y la adecuación dramática de la interpretación, en relación a la escena, y a pesar de la densidad de la partitura. Así lo percibió también el bloguer Pablo Álvarez. Incluso, en otros artículos como el de Alejandro G. Villalibre, para Opera World, se valoraban los relieves orquestales logrados en el foso, para apreciar los detalles de la partitura de Pepita Jiménez. Por último, hay que recordar que la temporada de zarzuela y ópera española de Oviedo también se recoge en las páginas de la revista nacional especializada Ópera Actual.
En suma, un final redondo de temporada con esta Pepita Jiménez que, como señalaba Marzio Conti desde sus redes sociales, supuso "un paso adelante en la apertura de la programación musical de la ciudad".