Escrito en 1778, el Concierto para flauta y orquesta n.º 1 en sol mayor, K. 313/285c, fue un encargo del flautista holandés Ferdinand De Jean, y Mozart lo concibió para una orquesta compuesta por cuerdas, dos oboes (que son reemplazados por dos flautas en el movimiento Adagio), y dos trompas. Consta de tres movimientos -Allegro maestoso, Adagio ma non troppo y un Rondó en tempo di Menuetto-, y con frecuencia se dice que el inicio del segundo movimiento se asemeja al célebre tema del vals En el bello Danubio azul de Johann Strauss II, que fue compuesto 88 años después. Como en anteriores ciclos de verano, la parte solista sirve para destacar el talento de nuestra plantilla orquestal. En este caso, de la Principal de Flauta, Mercedes Schmidt.

 

El programa se cierra con la Sinfonía n.º 4 en si bemol mayor, de Ludwig van Beethoven. Escrita en 1806 y dedicada al conde Franz von Oppersdorff, Robert Schumann la describió como "una esbelta doncella griega entre dos gigantes nórdicos", iniciando la antigua tradición que sostiene que, en cierto modo, las sinfonías pares de Beethoven son más líricas y menos agresivas y profundas que las impares.